El nombre de mi perro: El rostro de mi madre
Por qué la historia Futatsu no spica (Twin spica) me mató.
Te voy a spoilear un animé que no vas a ver pero igual te avisé
Si no viste Twin Spica, necesito contártelo igual. Alguien más tiene que cargar esta obsesión conmigo además de mi esposo que me escucha hablar de esto cada tanto.
La historia de Asumi Kamogawa me agarró en plena preadolescencia, cuando quería hacerme la dura, la cool, esconder todos esos sentimientos blanditos que tenía por dentro. Animax en 2007 era mi planeta favorito, y yo tenía DirectTV con ese nuevo invento de grabar programas. Una tarde vi un capítulo suelto de este anime… y me convertí en espía del horario de programación. Necesitaba grabar cada episodio. En orden.
Twin Spica arranca con una historia muy jodida.
La mamá de Asumi muere por culpa de un accidente espacial. Una nave japonesa llamada Shishigō explota en pleno despegue. Ella no era astronauta, estaba entre el público. Y mientras los fragmentos del cohete salen volando, protege a su hija bebé con su cuerpo. La salva, pero queda gravemente herida.
No es una muerte rápida: pasa meses en coma, con un esposo que no sabe cómo seguir, y una bebé que depende de él.
Ya desde ahí, la historia te muestra la crudeza de una niña pequeña que ve a su madre en un estado tan vulnerable que la tristeza se vuelve parte del fondo. Su nueva realidad es: ir a la escuela, compartir con sus amiguitos, lidiar con su papá apagado y visitar a su mamá en el hospital.
¿A qué me sonaba esa historia?
(Sin el padre destruido)
Traumillas, traumillas veo, traumillas huelo.
Pero sigamos.
Yo vi eso… y me dolía todo.
Pero lo más loco es que la serie no se regodea en el drama barato, sino que te agarra de la mano y te dice: vamos a seguir soñando igual.
Años después, Asumi le dice a sus compañeros de escuela que quiere ser “piloto de cohetes”. Se burlan. La corrigen: “Se dice astronauta”.
Y cuando le preguntan por qué… ella responde:
“Quiero ir al cielo para ver a las estrellas y ver a mi mamá”
También dice que quiere sacar a pasear gratis a su papá y a Leo. Que ya vamos a hablar de él.
¿No están llorando? Entonces sigo…
El anime sigue su vida desde ese deseo infantil hasta que logra entrar a una academia espacial súper exigente.
Y ahí aparecen personajes entrañables:
🌟 Shu Suzuki: su amigo de la infancia, con quien tuvo roces pero ahora comparten clases, sueños y charlas incómodas.
🌟 Marika Ukita: fría, callada, medio misteriosa… pero con una historia dura que te mata.
🌟 Kei Oumi: la chispa alegre del grupo, medio torpe, pero leal hasta la médula.
🌟 Fuchuya: el que equilibra todo. Medio nerd, corazón puro.
Y después está Leo.
Un fantasma astronauta.
Leo sí era parte de la tripulación del Shishigō. Murió en esa explosión, y desde entonces acompaña a Asumi como una especie de espíritu amable y melancólico.
Es invisible para todos… menos para ella.
Datazo: Leo era el novio de la única maestra que le tuvo amor y paciencia a Asumi en la primaria. Esa maestra que la cuidó en su época más rota, cuando llevó las cenizas de su mamá al mejor mirador de la ciudad, mientras los adultos la buscaban desesperados. Ella solo quería compartir un hermoso atardecer.
TODO DUELE.
PERO TODO BRILLA.
Twin Spica no es solo un anime sobre el espacio.
Es sobre seguir adelante cuando todo duele. Sobre crecer, sobre dejar ir, sobre cargar con lo que te duele… pero aún así, mirar al cielo y decir:
“Voy.”
¿Saben qué es lo más raro?
No sé cómo termina el anime.
O mejor dicho: el anime no adapta toda la historia. Son solo 20 episodios y el manga tiene mucho más.
De hecho, coleccionar ese manga es una de mis metas de vida. Porque los sueños de Asumi eran tan potentes que se me metieron en el pecho desde temprano.
Tan así, que cuando finalmente tuve mi primer perro, supe que se iba a llamar Asumi.
PERO.
Claro, vivo en Latinoamérica, y acá si gritas “Asumi” en el parque, la gente entiende “asumí”.
Así que el pobre terminó llamándose:
AZUMI CON Z.
Para evitar confusiones gramaticales 🐶
Pero no todo es tragedia. Aunque empecé contándote las partes más duras, la verdad es que Twin Spica brilla por algo mucho más potente: la amistad, la unión, las pequeñas aventuras del día a día. No es solo una historia de pérdidas, sino de cómo se construye algo nuevo sobre lo que dolió.
Amo profundamente cómo la serie retrata esos vínculos: desde las intenciones silenciosas de Shu con Asumi (que a veces se intuyen más de lo que se dicen), hasta los secretos de Marika, que arrastra su propia carga y tiene un lazo misterioso con Leo. Kei, con su energía caótica y optimista, es el tipo de amiga que equilibra todo sin querer, mientras Fuchuya, con su ternura y datos espaciales, siempre está ahí cuando se lo necesita.
En el centro de todo, hay un grupo que entrena, estudia, se equivoca, se cae… pero sigue. Las simulaciones, los exámenes, los desafíos físicos y mentales. Una academia donde crecer no es solo una exigencia académica, sino emocional.
Y eso me dio algo que no esperaba: seguridad. Me hizo sentir que está bien no tener todo claro, que uno puede seguir caminando con dudas, con nostalgia, con sueños raros y con un poco de dolor.
De verdad, Twin Spica me dio una especie de coraza suave que necesitaba en esa epoca y con esa enseñanza no me volví dura sino que me hice más valiente.
Si llegaste hasta acá: gracias por acompañarme en esta descarga emocional interplanetaria. 🚀💔
Cuentame si la viste, si te dieron ganas de verla o si tu perro también tiene un nombre salido de una crisis emocional causada por un anime.
Nos vemos en el espacio.
Oooooo en el próximo post.
🌌💫
Myrita🥪 (y Azumi con Z)
Llorar, gracias